SUNDAY MORNING. DESPIERTA.

AMANECER COMPARTIDO.

Wake up, wake up. Seis de la mañana, suena por primera vez el alarma del móvil. El reloj despertador está en desuso, el móvil se acuesta con nosotros y vuelve a trasportarnos cada mañana a la rutina con sus variadas y a veces horrorosas melodías. Pongo a calentar la cafetera mientras abro los ojos con un rápido aseo. Miro de reojo por la ventana… se asoma al horizonte un leve color rosado. No es el momento de saborear el aroma que desprende mi taza, aunque con estas cafeteras modernas la cocina no huele como antaño cuando la moka avisaba con un pitido y un olor inconfundible que el café estaba listo, y como te descuidaras el café empezaba a salir a borbotones y manchaba salpicando el blanco de las cocina de gas de nuestras madres. Me visto corriendo sin hacer ruido para no despertar al resto de los habitantes de la casa y cámara en mano me bajo por el ascensor. Arranco el coche y salgo pitando hacia la playa de Calarreona. 

Paro por el camino para asegurarme de que la ciudad todavía duerme. Llego a mi destino y dejo el coche bien aparcado no vaya a ser que algún pitufo esté de guardia.

Empiezo a explorar la zona, no hay nadie exceptuando el tractor encargado de dejar lista la playa para los veraneantes que en pocas horas plantarán su sombrilla y se zambullirán en el mar. La definición veraneantes nunca fue más apropiada ya que este #despiertafoto coincide con el Solsticio de Verano, 21 de junio de 2015. 

Casualmente encuentro una embarcación con un número en uno de sus costados, el 12 pero si lo leemos al revés resulta ser el número 21. ¿Realmente es una casualidad?? Si estuviera en Nápoles enseguida me jugaba el número al Lotto. Cuando regreso a casa miro en la Wikipedia y descubro que el 12 es un número simbólico. Ni os cuento lo que representa el 21, fecha clave según los Maya para el fin y principio de un nuevo mundo (21/12/2012)… Me los juego o no me los juego??? Va a ser que sí!!! Aunque no sé si acertaré con la combinación.

Según avanza la mañana el cielo va cambiando de color, el azul rosado deja lugar a los tonos dorados que los rayos del Sol dibujan con absoluta maestría como si de la mano de Gustav Klimt se tratara trabajando en El Beso, el último cuadro de su etapa dorada.

Sigo explorando el terreno y de repente me encuentro a mi misma, una silueta reflejada en la dorada arena. Un selfie, please!!! 

La vegetación de la zona me transporta a lugares lejanos sin embargo familiares que me gustaría volver a explorar algún día con mis compañeros de viajes, mi marido y mis hijas. ¿Dónde estoy? a orillas del Mediterráneo, pero en qué lado del Mare Nostrum en Murcia o en mi querida y añorada Sicilia???

Una última mirada antes de emprender el camino a casa. Ya tengo mi tesoro. Ahora toca un rico desayuno -cappuccino, zumo de naranja, y bizcocho de chocolate hecho por mi Sofia- y seleccionar las fotos para publicar y la que mandaré a Expedición Polar capitaneada por Álvaro Sanz y motor de estos despertares compartidos. 

Qué tengáis felices despertares hoy, mañana y forever. 

P.S. No tengo el don de la palabra escrita ni de la hablada, 

especialmente si tengo que hablar sobre mí o de mi obra. 

Quién quiera saber algo de mí 

debe analizar cuidadosamente mis cuadros 

e intentar descubrir en ellos quién soy y qué quiero hacer.

Gustav Klimt

Besines XXX.