SUNDAY MORNING.

UNA TARDE DE PASEO POR PARÍS.

Lo que siempre me ha impresionado de viajar es como en pocas horas cambias completamente de horizonte. Desde la ventanilla del coche visualizas el paisaje habitual que tus ojos están acostumbrados a ver y en pocas horas desde la ventanilla del avión estás cruzando nubes hasta que tu mirada reconoce algo que todo el mundo ha visto al menos una vez, aunque no todos en persona, la Torre Eiffel. Estamos volando en el cielo de París. 



La última vez que estuvimos en París fue en 2009, íbamos los cuatro. Esta vez también, pero Giovanna nos acompaña de otra manera. Fue una gran viajera y le encantaba ese cambio de vida aunque fueran unos pocos días. Se acostumbraba rápidamente a las blancas y suaves sabanas de los hoteles. Siempre respetando sus horarios de comidas, entre una toma y otra visitábamos museos, mercados, hacíamos shopping, paseábamos por las calles indiferentes al frío o al calor.

Esta vez nos hemos encontrado con un calor exagerando por ser París. 31,5º C marcaba el termómetro del taxista que cogimos en el aeropuerto. Para llegar al hotel hemos cruzado media ciudad. Había tráfico y las calles pululaban de gente en tirantes, manga y pantalón corto, chanclas… Vaya, he sido poco previsora y creo que vamos a pasar calor!!!



Cuando viajas con niños el por si acaso… es fundamental. Llevas siempre ropa de manga corta y manga larga por si acaso cambia el tiempo, llenas la maleta de pañales y batidos por si acaso gastas más de la cuenta, te llevas el Apiretal y Dalsy por si acaso le da fiebre, etc. etc. Aún así, a pesar de pensar en el por si acaso… siempre echas algo en falta pero no es un problema cuando viajas a lugares entre comillas civilizados. Siempre hay una farmacia o un supermercado para las emergencias, sobretodo si te pierden la maleta en el aeropuerto como nos ha pasado más de una vez. Pero en este viaje, he ido algo despistada, como si fuera la primera vez que viajaba. Algo, o mejor dicho alguien me faltaba, Giovanna mantenía todos mis sentidos despiertos, siempre en alerta. Menos mal que tengo a Sofia que me vigila y con sus ¡¡¡¡¡mamaaaaaá!!!!! me recuerda que me he olvidado la maleta en la cinta después de pasar el control de pasaportes.

Este ha sido un viaje relámpago y no ha dado tiempo a hacer ni ver muchas cosas. Sofia era pequeña cuando vinimos la última vez y apenas recuerda lo que vio. Pero se ha quedado fascinada por París. Es increíble verla con su Olympus colgada del hombro haciendo fotos a su compañero de viaje, un osito de peluche tipo Paddington, sentado en todas partes. Porque no se nos ha ocurrido, pero habría sido divertido colarlo en la sesión de foto de estos novios chinos. ¿Te lo imaginas?  



No hemos andado mucho pero el cansancio del viaje empieza a hacer mella en los pies y en Sofia que pide parar a descansar. El sol empieza a bajar pero todavía es pronto y hay que aprovechar el tiempo al máximo antes de que anochezca. Aunque se hace necesaria una parada para tomar algo y refrescar la garganta antes de seguir con el paseo. Una ciudad como París es para patear de arriba a abajo, desde la Rive Gauche a la Rive Droite. Para acercarte al destino el metro es la mejor opción, aunque montar en autobús te permite ver la ciudad y disfrutar sentado pero hay que tener en cuenta que se tarda algo más por tráfico y semáforos.




Llegamos al Pont des Arts. Un puente peatonal que une el Louvre con el barrio de Saint-Germain-des-Prés en la rive gauche y que en 2015 vio peligrar su estructura en metal y madera por el peso de los candados que los enamorados, sobretodos turistas, han ido colgando del puente. Cuando ya no había espacio en el puente la tradición de colgar los candados de amor ha persistido y los enamorados los han ido repartiendo por toda la ciudad desatando el horror de los parisinos. En 2017 se ha organizado una subasta de todos los candados con los que los enamorados habían sellado su promesa de amor y lo recaudado ha ido en favor de organizaciones sin ánimo de lucro que ayudan a los refugiados que han ido llegando a la capital francesa y que no tienen ningún recurso para sobrevivir.



Quizás algún día esa ayuda llegue también a esta mujer y a su compañero de viaje.



Buona domenica.

Bisou XXX.

Comentarios

  1. Tengo pendiente volver a Paris porque, como te comenté en la anterior entrada, fui para ver Version Scrap hace años y para ver algo de la ciudad...me cogí un bus turístico que nos fue llevando por los sitios más emblemáticos.
    Yo acabo de volver de Milan (mi sexta vez) y sí, es alucinante el ver que en un momento estás en Barcelona y en nada puedes estar viendo otros lugares o pasear por el Duomo como esta vez...sintiéndote como en casa.
    Un bacio XXL!!!

    Charo

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