VENEZIA.

Aprovechamos una escala técnica para realizar una breve excursión por Venezia, una de las ciudades más bellas y más visitadas del mundo.




Destino predilecto de parejas al borde del romanticismo extremo, amantes del arte, fotógrafos aficionados y algunos con nivel pro. ¿A quién no le gusta Venezia? Probablemente a los venecianos, que de forma paulatina han ido abandonando sus casas en Venezia para trasladarse a las localidades de alrededor y poder disfrutar de una vida normal. Los impuestos, el turismo, los cada vez más frecuentes episodios de agua alta han colapsado la vida de sus ciudadanos. Venezia ya no es de los venecianos, es Patrimonio de la Humanidad.

Una ciudad museo, una ciudad de postal. 



Me ha chocado ver los limpias que están sus calles, ni un papel tirado al suelo. Algo que parece utopía en Roma, donde la basura se apodera de las aceras. 

En cada esquina hay patrullas de controladores que efectivamente controlan si te sientas en los escalones, algo prohibido para evitar su deterioro, o si tiras la basura fuera de los contenedores que vienen vaciados con regularidad para evitar que se desborden y apesten el aire con su desagradable olor. Te informan y te asisten. También mucha polizia y carabinieri. Muchos turistas pero no tantos como para no poder circular por sus calles. Había colas para entrar a los lugares de interés cultural y religioso pero no eran interminables como me figuro serían antes de la pandemia.

Los restaurantes y bares que cuentan con un espacio exterior bastante grande a su alrededor lo han aprovechado para colocar las terrazas, mientras el resto sigue utilizando el interior de sus locales al cual puedes acceder únicamente si dispones del Green Pass. 







La mascarilla sigue siendo obligatoria para acceder a los lugares cerrados o abiertos donde no es posible guardar distancia, pero por la calle ya no es obligatorio llevarla. Está en tu sabio criterio utilizarla o menos, aunque con estas altas temperaturas lo más habitual es llevarla puesta en el codo. 😷😷

Porque lo que más sobra es el calor. Los chorretes de sudor van enmarcando el rostro o te hacen cosquillas por la espalda empapando la camiseta y la cintura del pantalón. El cuerpo te pide beber sin parar. La tripa no se te llega a hinchar porque los líquidos según entran salen por los poros de la piel. 




Una vuelta en gondola es lo típico, lo más turístico. Es una manera cómoda de pasear por los canales, ver las casas desde el agua. Y dejar algo de dinero en los bolsillos de los venecianos que se dedican a mantener vivo este tradicional medio de transporte que hoy día es únicamente un atractivo turístico. Un paseo de media hora son 80€. Cuarenta y cinco minutos 120€. 




Para transporte de mercancía y pasajeros está el vaporetto. Los pocos residentes tienen su propio barco de motor aparcado en el muelle enfrente de casa. Los jóvenes que tienen barco 🚤🚤 son los que más posibilidades tienen de encontrar novia, y más grande el motor más pueden vacilar. Es el equivalente de la moto, más cilindrada más motor más sex appeal aunque seas una rana. 🐸🐸 Siempre queda la posibilidad de que con un beso te transformes en príncipe. 💋💋🙏🙏

Una pena que no estuviera abierto el mercado de abastos. Un día 15 de agosto (Ferragosto para los italianos) está absolutamente todo cerrado.. fábricas, bancos, gasolineras, tiendas. Sólo abren los comercios que viven del turismo.




Me he quedado con las ganas de comer algo dulce. 🍰🍪 No he visto pastelerías que me llamasen la atención. Muchas heladerías, eso sí. Y un heladito no podía faltar. Tanto es el calor que hemos pasado que en lugar de mis sabores de siempre (caffè e chocolate) he escogido melón Cantalupo y limón. Sabores frescos, ligeros, lo mejor para apaciguar la sed. 🍦🍦

Toccada e fuga y vuelta al aeropuerto de Treviso para coger el avión, destino Skopje.

Feliz lunes.


Listen: Casanova, performed by Rondó Veneziano.
 

Besines XXX. 

Comentarios

Entradas populares